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Vía Crucis Cusmaniano

No tenemos otro orgullo que el de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por medio de la cual el mundo fue crucificado, como nosotros para el mundo (cf. Gal 6,14).

El Misterio Pascual de la Cruz y la Resurrección es el centro de la predicación de los Apóstoles. También nosotros, basándonos en esta verdad, afirmamos que Jesucristo «sufrió bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos». El Misterio Pascual no sólo involucra a Jesús… nos involucra y transforma a todos nosotros, «redimidos por su sangre en la cruz y marcados por el sello de su Espíritu». Su Pascua es nuestra Pascua, su muerte es nuestra muerte, su Resurrección es nuestra Resurrección.

Conscientes de que no es posible resucitar sin muerte y gloria sin pasión y de que Dios Padre exaltó a su Hijo Jesús porque «se hizo obediente hasta la muerte y muerte en la cruz», nosotros también anhelamos resucitar fijando nuestra miranda en Jesús crucificado, muerto y resucitado.

El Beato Santiago Cusmano escribió a su hermana Vincenzina: «¡Ánimo! Templad vuestro corazón a la ardiente caridad de Jesucristo y no temáis nunca las fatigas y dolores que se pueden encontrar al buscar la gloria de Dios…». Quien va a la escuela del Crucificado debe aprender que se vive muriendo y se gana perdiendo».

Para el Cusmano, contemplar los misterios de la Pasión y fijar la mirada en el Amor Crucificado es el camino de las almas enamoradas de Jesús y «compradas de su preciosa sangre». El alma que anhela la perfección no puede desistir de seguir a Jesús que gime en el Huerto de Getsemaní, que cuelga de la cruz, que se ofrece como víctima por los pecadores, que derrama su sangre, que reconcilia el cielo y la tierra y que redime al hombre del pecado.

En la escuela del Divino Redentor aprendemos a buscar la Voluntad de Dios y a vivirla fielmente, a perdonar las ofensas, a enfrentar cualquier oposición, a saber sufrir, a ofrecernos víctimas de expiación siguiendo las huellas sangrientas de Jesús, seguros de que la cruz nos lleva al Cielo. Buscar a Cristo en el Calvario y seguirlo hasta el final, abrazando la cruz, forma en nosotros su propia imagen. Cusmano no oculta que el seguimiento de Jesús «no es para un alma débil que pone sus afectos en las criaturas, en las cosas terrenales» y nos exhorta a no dejar a Jesús en la cruz «por el entretenimiento del Tabor», es decir, por la alegría de un momento. Más bien, podemos aprovechar esto «para tener más ánimos para seguirlo mañana al Calvario». Puede suceder que no veamos inmediatamente sus frutos, que no captemos su significado, que sintamos la tentación de tirar la cruz, pero «los que han luchado legítimamente por Jesucristo serán coronados».

El Cusmano nos exhorta a cultivar el deseo de sufrir o morir, siguiendo a la gran mística de Ávila; más aún, con respecto a San Juan de la Cruz a sufrir y ser despreciado por Jesús, a la sed de cooperar para que se apague el gemido emitido por Jesús en la cruz – sitio (tengo sed) – para satisfacer la sed insaciable de almas por salvar.

Así, predicando y siguiendo a Cristo crucificado, descubriremos que lo que es escándalo para los judíos e insensatez para los gentiles, para aquellos que son llamados, es poder de Dios y sabiduría de Dios (cf. 1 Cor 1, 23-24), la adquisición de la paz verdadera y duradera, esperanza de que es certeza de la vida eterna.

Oración inicial

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos: Amén.

G: El Camino de la Cruz es el camino de la vida. Está en el centro del misterio de la salvación, del gran amor de Dios, que al amarnos nos ha dado a su Hijo. Siguiendo a Cristo, recorremos el camino del dolor que florece en alegría, de la crucifixión que nos prepara para la resurrección, de la muerte que se transforma en vida. Acompañados por algunas meditaciones del Beato Padre Santiago Cusmano, recorremos y meditamos este camino de salvación en comunión con la Iglesia, en el que se renueva perpetuamente el martirio de Cristo, su Cabeza y Esposo.

Oremos

Oh Dios, que has redimido al hombre con la preciosa sangre de tu Hijo unigénito, concédenos toda la sabiduría de la Cruz para celebrar con fe los misterios de la pasión de tu Hijo y para gustar la dulzura de tu perdón. A través de Cristo nuestro Señor. Amén.

Primera Estación: Jesús es condenado a muerte

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • Lector 1: Del Evangelio según San Marcos

Pilato contestó: «¿Qué haré entonces con aquel que ustedes llaman el Rey de los Judíos?» Y volvieron a gritar: «¡Crucifícalo!» Pero Pilato les dijo: «¿Qué daño ha hecho?» Luego gritaron más fuerte, «¡Crucifícalo!» Y Pilato, después de azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado (Mc 15, 12-15).

  • Lector 2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Jesús estuvo listo para abrazar su misión para la gloria de su Eterno Padre y por el inmenso amor que tenía hacia nuestras pobres almas. Y permaneció en su lugar hasta la muerte de la cruz, y por un pueblo que no lo quería, que lo insultaba, que lo perseguía».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Segunda Estación: Jesús es cargado con la cruz

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Juan

«Entonces tomaron a Jesús, y Él llevando la cruz y se encamino al lugar de la Calavera, llamado Gólgota en hebreo» (Jn 19,17).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Subir al Calvario, seguir a Jesús en el camino de la cruz, no es para las almas débiles que ponen sus afectos en las criaturas, en las cosas terrenales. Esas no soportarán esta prueba, flaquearán por el camino y se perderán en la multitud».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Tercera Estación: Jesús cae la primera vez

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Libro de las Lamentaciones

Escucha, por favor, mis gemidos: no hay nadie que me consuele, todos míos enemigos están contentos de mi ruina. Disfrutaron viéndome humillado. Mi dolor es demasiado grande y no puedo soportarlo más (Lam 1, 21-22).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Aprovecha tus debilidades para humillarte ante Dios, y para saber compadecerte de tu prójimo en tales circunstancias. Nuestra debilidad es un gran medio en las manos de Dios para elevarse a Él. A través de este medio Él revela a nuestra alma el horror de nuestra miseria y así destruye nuestro amor propio para darnos el suyo y unirnos en su voluntad y amor.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Cuarta Estación: Jesús se encuentra con María su madre

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Lucas

Simeón los bendijo y le dijo a María, su madre. Él está aquí para la ruina y la resurrección de muchos en Israel, signo de contradicción para que se revelen los pensamientos de muchos corazones». Y también a ti una espada te atravesará el alma» (Lc 2, 34-35).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«María desde el primer momento de la concepción estaba unida y presente a Dios. Tuvo la gran fortuna de participar en todos los sufrimientos de Jesús. Ella lo acompañó en el doloroso viaje; todo el viernes estuvo al pie de la cruz firmemente como una víctima, sufriendo en el alma lo que Jesús sufría en el cuerpo. Internamente unido a Jesús en la redención, dio la máxima gloria al Padre al adherirse a su voluntad».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Quinta Estación: Jesús es ayudado por el Cirineo

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Marcos

Obligaron a un hombre que pasaba por allí, un tal Simón de Cirene, que venía del campo, padre de Alejandro y Rufo, a llevar la cruz (Mc 15, 21).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Debemos sentir en nuestro corazón el impulso de la ternura y la piedad; descender al campo de la miseria; socorrer a la pobreza; aliviar el dolor; secar las lágrimas de los infelices; ofrecer al mundo entero el espectáculo de esa caridad que parte del corazón de Dios.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Sexta Estación: Jesús se encuentra con la Verónica

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del libro del profeta Isaías

No tiene apariencia ni belleza para atraer nuestras miradas, ni esplendor para deleitarse en Él. Despreciado y rechazado por los hombres, hombre de dolores que bien conoce el sufrimiento, como aquel frente al cual se cubre el rostro (Is 53, 2-3).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«¿Quieres ver a Jesús? Ahí están los Pobres: son la imagen viva de Jesucristo, vida nuestra; son otro sacramento, porque en la persona del Pobre Jesús se esconde. Derramó toda su preciosísima sangre por cada una de estas almas hechas a imagen y semejanza de Dios. Si por vuestra colaboración ve que regresan a Él estas almas recubiertas con su sangre, ¡oh, cuánto os agradecerá, cuánto os amará! ¡cuánta misericordia no derramará sobre vuestras almas! ¡Que Dios aumente su caridad en vuestros corazones!».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: De la Carta a los Hebreos

No tenemos un sumo sacerdote que no sepa compadecerse de nuestras debilidades, habiendo sido El mismo probado en todo, a semejanza nuestra, excepto en el pecado (Heb 4, 15-16).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Si la naturaleza enferma no es capaz de mantener en pie, y vacila y cae, mientras no sea voluntario, no hay culpa. La caída sirve para conocer la propia miseria, para sentir más la necesidad de Dios, de su ayuda divina. El alma reza y gime, hasta que lo consigue; y así destruye al hombre antiguo en sí mismo, para formar al nuevo en Jesucristo, en la plenitud del Espíritu Santo».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Octava Estación: Jesús se encuentra con las mujeres piadosas

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Lucas

Fue seguido por una gran multitud de personas y mujeres que golpeaban sus pechos y se lamentaban por El. Pero Jesús, volviéndose a las mujeres, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos» (Lc 23, 27-28).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Qué feliz sería en verte todo lleno del Espíritu Santo, inflamado de amor divino, buscando siempre a tu Jesús en la santa comunión, en la oración, en las sagradas visitas, en las fervientes jaculatorias, en el estar continuamente a la presencia de Dios, en el ofrecerle todas tus fatigas, tus sufrimientos, en la perfecta unión con su adorable, suave, pero indiscutible voluntad.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Novena Estación: Jesús cae por tercera vez

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del libro del profeta Isaías

Fue traspasado por nuestros crímenes, aplastado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la salvación ha caído sobre El; por sus heridas hemos sido sanados (Is 53, 5).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Así fue reducido el adorable Redentor por nuestros pecados. La Escritura dice: ¡Ya no era reconocible! y así el pobre pecador se reduce, cuando tiene la desgracia de caer en la mayor de las miserias: el pecado. Mejor morir que ofender a Dios. En esta alma nuestro amado Señor es crucificado una vez más».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Juan

Los soldados entonces tomaron su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada soldado (Jn 19, 23).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«¡Qué ternura ha traído a mi corazón este despojo de nuestros pobres harapos para vestir al Pobrecillo de Jesucristo! Los pobres son el tesoro de Jesucristo, y Él te dice hoy: Que mi tesoro te sea recomendado. ¿Ves a ese hermano tuyo? No tiene techo, ni cama, ni comida, ni medicinas. Quita algo a tu vanidad, a tus placeres, a lo superfluo, toma un «bocado» y dalo; da unas horas para visitar a los pobres, para consolar a los afligidos; no te acuestes sin que tu conciencia te dé testimonio de un servicio prestado al prójimo.

  • Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Decimaprimera Estación: Jesús es clavado en la cruz

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Lucas

Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, allí lo crucificaron a él y a dos malhechores, uno a la derecha y el otro a la izquierda. Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». (Lc 23, 33-34).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Cree en Jesucristo, vida tuya, que ofreciéndote la cruz te promete y te da la vida. Mortifica tus sentidos, aléjate del amor propio de tu corazón pisoteándolo, haciendo lo contrario de lo que desea, y te prometo que verás a Dios. Y entonces serás iluminado, serás pacífico, serás trabajador, serás feliz; es una cuestión de modo, pero estarás con Dios.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Decimasegunda Estación: Jesús muere en la cruz

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Lucas

Fue alrededor del mediodía, cuando el sol se eclipsó y se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó en el medio. Jesús, gritando con voz fuerte, dijo: «Padre, en tus manos entrego mi espíritu. Dicho esto, murió (Lc 23, 44-46).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Mira a Jesús colgado de la cruz para la salud de las almas: ¿queremos encontrar un destino diferente del que le tocó a Jesucristo, vida nuestra? Quien va a la escuela del Crucificado debe aprender que se vive muriendo y que se gana perdiendo, y cuando sea maestro en esta estrategia divina, entonces con la gracia del Señor será digno de sostener y ganar las batallas para la mayor gloria de Dios».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Decimatercera Estación: Jesús es bajado de la cruz

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Juan

José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le permitiese retirar el cuerpo de Jesús. Pilato lo concedió. Luego fue y tomó el cuerpo de Jesús (Jn 19, 38).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Nunca nos quejemos de lo que nos puede tocar sufrir por amor a Jesucristo y sus pobres. Siempre caminemos en la presencia de Dios, siguiendo a Jesucristo, y cuando lleguemos a la gran suerte de dejar la vida, como Él la dejó para nosotros en la cruz, es entonces cuando podremos entonar el himno de nuestra resurrección.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Decimacuarta Estación: Jesús es colocado en la tumba

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según Mateo

«José de Arimatea, habiendo tomado el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana blanca y lo puso en su nuevo sepulcro, que él había cavado en la roca; luego hizo rodar una gran piedra sobre la puerta del sepulcro y se fue. Allí estaban, delante del sepulcro, María Magdalena y la otra María» (Mt 27, 59-61).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Si es cierto que fue crucificado por aquellos a los que vino a redimir, es muy cierto que al morir venció a la muerte, y humillado y golpeado por sus enemigos, en su propia humillación trajo un triunfo victorioso. Si el grano de trigo no se coloca bajo tierra y no se mortifica, no puede brotar la espiga fecunda de cosecha abundante.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Decimaquinta Estación: Jesús resucita al tercer día

  • G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • T: Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

 

  • L1: Del Evangelio según San Lucas

Algunas mujeres fueron temprano en la mañana a la tumba para llevar aromas y encontraron la piedra removida. Y mientras estaban desconcertadas, se les aparecen dos personajes con ropas brillantes que les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? ¡No está aquí, ha resucitado!» (Lc 24, 1-4).

  • L2: De los escritos del Beato Santiago Cusmano

«Solo Jesús, su gloria, su amor, sea el único objeto de todos nuestros pensamientos, de todos nuestros sentimientos, el único fin de todas nuestras operaciones, el único alimento de todo nuestro afecto… Viviendo en Él y por Él, seremos glorificados con Él en el Cielo».

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Oración conclusiva

Oremos

Oh Dios, todopoderoso y misericordioso, que nos has redimido con la bendita pasión, muerte y resurrección de tu Cristo, conserva en nosotros la obra de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.