Bienvenido al Sitio Oficial de los Misioneros Siervos de los Pobres

La comunicación como una receta de cocina.

1ª Receta: Espaguetis a la carbonara

En este momento, más que nunca, los acontecimientos que estamos viviendo generan ansiedad, espera de acontecimientos negativos, sensación de impotencia, casi la imposibilidad de un futuro mejor. Somos bombardeados por una comunicación que hipnotiza, hecha de mensajes repetitivos, invasivos y a menudo manipuladores; y e instrumento de la manipulación es el miedo.

El uso de la tecnología y la pandemia han animado una revolución en la vida de todos, un proceso

de cambio radical. Este cambio no sólo afecta al mundo del trabajo, sino diferentes esferas sociales que encuentran gratificación o frustración en el trabajo. La comunicación se ha apoderado de la realidad, condicionando la vida cotidiana, desde las relaciones hasta la organización del día; y no nos damos cuenta de hasta qué punto este fenómeno ha repercusiones mundiales.

La Iglesia apoya los esfuerzos considerables y el perfeccionamiento continuo para promover una «buena comunicación». Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, no ha sido una voz suficientemente incisiva para las conciencias, no ha llegado al corazón humano. Los hombres y las mujeres de hoy están solos. Los católicos son lentos para comprender la necesidad de superar la fragilidad de nuestra comunicación, especialmente en este momento: hemos perdido preciosas oportunidades de vivir plenamente y de comprometernos con el proceso de humanización que aporta consuelo, alivio, respiro.

En este océano de comunicación, es cada vez más importante y yo diría que urgente, saber escuchar y, en consecuencia, ser comunicadores auténticos y creíbles para el bien común. No podemos proceder obstinadamente utilizando una metodología obsoleta; el mundo ha cambiado totalmente, la sociedad es totalmente diferente y tenemos el deber de adaptar nuestro mensaje a las necesidades que el hombre de nuestro tiempo manifiesta.

En espera de la Asamblea general de los Misioneros Siervos de los Pobres que se celebrará en Roma en la Casa General de Torre Gaia en Roma, del 29 de agosto al 4 de septiembre podremos tratar los distintos temas necesarios para mejorar la Comunicación de la Congregación. Se ha previsto una sección que abordará el argumento a través de un proceso gradual que permita que la comunicación sea una herramienta de trabajo más agradable y un válido soporte para su misión.

Intentaremos publicar cada 15 días, del 15 de junio al 30 de agosto de 2022, artículos que puedan suscitar la curiosidad y el interés por la comunicación; daremos nociones útiles y trataremos de dar un servicio informativo sobre cómo enfrentar la Comunicación hoy en día.

Comunicar siempre implica riesgos; comunicar la propia fe requiere necesariamente el valor de jugarse el todo por el todo y de aceptar el fracaso y el reinicio, para ser testigos coherentes y fieles. Próximos con empatía, verdaderos misioneros de la caridad.

Nos hemos planteado algunas preguntas que sugerimos:

1. ¿Es posible formar una nueva mentalidad de comunicación que responda a las necesidades

del hombre de hoy, que sepa escucharlo, comprenderlo y ayudarlo a expresarse en un

¿un lenguaje actualizado y comprensible para todos?

2. ¿Es posible llegar a ser hombres y mujeres capaces de orientarse en la sociedad “definida liquida” y de moverse en diversos frentes, dedicándose con cuidado y flexibilidad al cambio constante?

3. ¿Es posible lograr una comunicación auténtica y libre, fruto de los ensayos, de los fracasos, de esfuerzos, de espera, de búsqueda, con la convicción de que el mensaje Evangélico es claro, pero nuestra comunicación podría no serlo, y reducir su eficacia?

¿Estas tres preguntas anteriores pertenecen a nuestro estilo de comunicación o se consideran un valor al que invertir en el futuro, para la formación de las jóvenes generaciones y una propiedad de comunicación?

Preguntémonos cuál es el nivel de nuestros conocimientos, si todavía nos permite ser incisivos o

reforzar la convicción de que ya lo somos, o, si después de quejarnos de la falta de vocaciones en las Iglesias cada vez más vacías, no somos capaces de ver la distancia creciente entre la Iglesia y los problemas que la sociedad vive.

¿Qué significa comunicar?

¿Cómo es mi comunicación?

¿Cómo me perciben mis oyentes?

La comunicación es un proceso de interacción que no puede considerarse como un fenómeno unidireccional, que va del hablante al oyente.

Estamos constantemente en relación con los demás, pero a menudo no nos comunicamos, es decir, no podemos hacernos entender, ni entender a la otra persona.

La primera razón por la que esto ocurre es que la gente puede decir algo muy bien, pero en realidad quieren expresar otra cosa.

En segundo lugar, la necesidad primordial en la comunicación es la de ser comprendido y, por tanto, cada interlocutor tiene las mismas expectativas. Puede parecerte extraño, pero para ser entendido hay que entender al otro y, por tanto, paradójicamente, si no entiendes al otro no puedes hacerte entender. Naturalmente, es legítimo pedir que nos entiendan, pero no es tan legítimo esperar que la otra persona nos entienda. El error más común que impide una comunicación eficaz es dar por sentado que lo que decimos tendrá el efecto deseado.

La prueba es la receta de la carbonara, prueben a comprar los ingredientes, y prepararla siguiendo las indicaciones de la receta, degustando y ofreciendo la ‘Carbonara’ escuchen los comentarios …observar las reacciones … es comunicación.

INGREDIENTES para 4 PERSONAS

– Espaguetis 280 gr.

– Guanciale (cachete de cerdo) 200 gr.

– Huevo entero 1

– Yemas 3

– Queso Pecorino Romano DOP 120 gr.

– Pimienta al gusto

PROCEDIMIENTO

Poner a hervir abundante agua con sal y mientras se cuecen los espaguetis, empezar a preparar

la salsa para la pasta carbonara.

Cortar el guanciale en dados y dóralo en una sartén, en cuanto se dore retirar la grasa,

pero recuerda reservar una pequeña cantidad, la necesitarás más adelante.

En un bol, bata un huevo entero y tres yemas, añada la pequeña cantidad de grasa del guanciale que había reservado, ayudará a suavizar la salsa, y mezcle bien.

A la mezcla añada el Pecorino Romano DOP rallado y mucha pimienta recién molida, mezcla bien.

Escurrir los espaguetis al diente (antes de que sean demasiado cocidos), ponerlos en la sartén con el guanciale, añadir el resto de la mezcla y mezclar enérgicamente con el fuego apagado.

Servir la pasta carbonara con guanciale y pecorino acompañada de un buen vaso de vino tinto, para consolidar amistades y encontrar nuevas alianzas.

Massimo Ilardo

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