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Diácono: no por merito sino por grazia

«Entonces los Doce convocaron al grupo de discípulos y dijeron: ‘No está bien que descuidemos la palabra de Dios por el servicio de las mesas’. Por tanto, hermanos, busquen entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos de espíritu y de sabiduría…» (Hechos 6, 2-6)

El domingo 9 de enero del 2022, fiesta del Bautismo de Jesús, yo Christal Bai Christadima y mi hermano Ronel Lumapac Sarte fuimos ordenados diáconos en nuestra parroquia Santa María de la Perseverancia en Roma. Nuestro mayor agradecimiento al Señor Jesús, principio de todas las cosas y autor de nuestra vocación, por habernos elegido, llamado y conducido a esta familia religiosa de los Misioneros Siervos de los Pobres. Conscientes de que hemos sido elegidos no por nuestro propio mérito, sino por su gracia, comprendemos el gran regalo que hemos recibido hoy, un regalo que a su vez se convertirá en un regalo para todos los que encontremos en nuestro camino y los que lo necesitarán.

Qué gracia para la Iglesia, para nuestra Congregación de los Misioneros Siervos de los Pobres y para todas nuestras familias, a las que nunca dejaremos de agradecer por habernos dado la vida y por habernos apoyado en nuestra vocación.

El rito sagrado fue presidido por S.E.R. Monseñor Vincenzo Bertolone quien, durante la celebración, exhortó a vivir con lealtad y coherencia de vida. A continuación, inspirándose en el sagrado rito diaconal, se detuvo sobre todo en la importancia del Evangelio, exhortando a creer en lo que se anuncia, a enseñar la fe que se ha aprendido y a vivir lo que se enseña. Fueron palabras muy profundas y significativas que tocaron nuestros corazones, así como los de todos los presentes. Los momentos de la imposición de manos por parte del obispo y la investidura de los ornamentos sagrados fueron sobresalientes y emotivos.

A la celebración asistieron no sólo nuestros hermanos y hermanas religiosos, sino también varios sacerdotes de nuestros respectivos países de origen. La participación de los fieles fue limitada, dado el momento de emergencia-covid que atravesamos. Al final de la ceremonia dimos gracias al Señor, autor de toda vocación, y a todos los que han contribuido a nuestra formación y crecimiento humano y espiritual.

Al final de la misa, nos reunimos en un momento de ágape y fraternidad, alegrándonos de esta feliz ocasión. Una vez más, nos encomendamos a sus oraciones, que ciertamente no faltarán. Que el Señor les bendiga a todos y cada uno de ustedes. ¡Viva Jesús!

Diacono Christal Bai Christadima

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